Óscar Domínguez (1906, San Cristóbal de La Laguna, 1957, París) fue un pintor surrealista canario que perteneció a la generación del 27. Fue uno de los más importantes artistas españoles de este género y entró en contacto y se relacionó con grandes pintores de este movimiento. Su obra plasmó un surrealismo ecléctico, de base casi naturalista y, en el más noble sentido de la palabra, académico.
Pasó los primero años de su vida en Tenerife, entre La Laguna, donde residía y Tacoronte, donde veraneaba. Quedó huérfano de madre a los dos años y pasó a ser el ojito derecho de su padre, Antonio Domínguez de Mesa, que poseía explotaciones agrícolas plataneras en el norte de la isla. Estudió en el Instituto de La Laguna y ya desde muy joven dejó ver su marcada vocación pictórica. En 1927, su padre lo envía a París por motivos laborales: debía encargarse del negocio de exportación familiar de fruta y reunirse con su hermana Antonia y el marido de ésta, el pintor tinerfeño Álvaro Fariña. Óscar vive intensamente en los primeros años la noche parisina, frecuentando asiduamente los locales nocturnos de moda hasta que en 1931, muere su padre y lo deja a él y a su la familia en una precaria situación económica. Es en este momento cuando empieza a ganarse la vida como diseñador publicitario y empieza a introducirse en los círculos artísticos de la capital francesa. Presenta en 1933, su primera exposición individual en el Círculo de Bellas Artes de Tenerife. Durante casi 20 años, pasa por diferentes facetas artísticas aunque es relacionado en su mayor con el Surrealismo.
Sus crisis depresivas, asociadas a problemas con el alcohol y la enfermedad crónica que sufría (Acromegalia o elefantiasis), le llevan al suicidio en el año nuevo de 1958. Fue enterrado en el cementerio de Montparnasse,
El gato
1953
Òleo sobre tabla (105x20)